La funciones de un dirigente en el MFC es “orar y trabajar”

Cuando el Señor nos invita a trabajar en su obra como dirigentes, nuestra pregunta es: ¿Que es lo que quiere el Señor de nosotros? La respuesta algunas veces la conoceremos en el proceso de nuestro apostolado, a veces después de haber terminado y en otras simplemente no nos dimos cuenta que es lo que el Señor quería de nosotros.

Es factor importante ponernos en las manos del Señor, pero a la vez debemos de prepararnos para la tarea que nos esta encomendando. Algunos dirigentes optan por que el Señor haga todo o sea que se lo dejamos a Él todo y vamos resolviendo como se pueda o lo que se vaya presentando sin una visión de lo que queremos. Se nos olvida que el Señor nos dio dones para desempeñar nuestra labor o quiere que ejerzamos algunos que tenemos pero que no usamos, también  se nos olvida que el hombre es el gestor de su salvación con las obras que haga y no con lo que deje a Dios haga por él .
Una de las guías que primeramente leemos como coordinadores es el libro azul de la fase de Preinscripción ó  pesca (ponte la camiseta) una de las frases que nos encontramos en la guía  es:

ORAR: Como si todo dependiera de Dios

TRABAJAR: Como si todos dependiera de nosotros

Esta combinación es la que debemos realizar en nuestro apostolado, en nuestros manuales de dirigentes nos hablan del Ser y Hacer, el Ser debe ser el reflejo de Jesús en nuestra vida, el hacer la función que se basa de nuestro Ser y que esta estrechamente vinculado a la forma de como vamos a llegar a la visión que tuvimos cuando el Señor nos invito a esta labor,  para acércanos a esta  visión se debe de tener un Plan con sus objetivos,  metas bien definidas y una evaluación permanente.  Si no lo hacemos de esta forma difícilmente lograremos nuestra visión y simplemente nos toco Ser sin hacer.

Si estamos trabajando para un proyecto divino, lo menos que se puede hacer es un proyecto de trabajo (plan) este no debe ser simple requisito, si no como el camino que vamos a seguir para que el Carisma del Movimiento llegue a mas familias y como lo vamos a fortalecer con los que ya son emefecistas.

Los planes en la Diócesis y el Sector debe de estar contemplado las actividades que consideramos básicas como son el hacer de cada una de las áreas, ya que si no se cumple esta parte difícilmente se puede aspirar hacer mas cosas, Las Áreas Diocesanas o de Sector son engranes que hace que funcione la maquinaria del MFC.  ¿Que sucede si un engrane no se mueve?, se empieza afectar todo el proceso, también cuando el engrane no colabora con los demás y se siente autosuficiente, perfecto, etc. el efecto es el mismo que el engrane que no trabaja, hace que el sistema sufra para funcionar. debemos de tratar que  todo  funcione lo mejor posible (labor de equipo). Esta es una tarea difícil para nosotros… nos gusta complicarnos las cosas, sufrimos por nuestra poca mansedumbre en la obra del Señor,  no comprendemos nuestra función  de colaboradores y queremos tomar el timón, cuando el Señor no nos ha elegido para hacerlo.

Para hacer un Plan debemos de tener una visión de que es lo que queremos de nuestra Diócesis o Sector  cuando termine el periodo que el Señor nos ha asignado, y la visión  es un sueño que debe estar sustentado en una realidad, si no basamos nuestra visión en una realidad lo único que tendremos es un fracaso en nuestra meta por que fue irreal.

Si tenemos un Plan y lo llevamos a cabo, podremos coordinar de una manera eficaz y eficiente nuestra Diócesis o  sector,  en el curso de capacitación para Dirigentes del MFC nos dice que coordinar es:  Propiciar que se hagan las cosas, disponiendo todo en forma metódica, es decir, utilizando un método o procedimiento para generar un orden.  Servir a los demás organizando esfuerzos y recursos y Arreglar todo, de tal manera, que se logre un objetivo.

El tener una función de dirigente en el Trabajo de Dios, además de obligarnos a ser mejores Cristianos (crecer espiritualmente), nos pide que también seamos mejores administradores (crecer en conocimientos y habilidades), en otras palabras no podemos separar nuestro Ser con nuestro Hacer, van juntos por que si hacemos una de las dos funciones, solo estaremos haciendo la mitad de lo que el Señor nos pide  o sea que no seremos ni fríos ni calientes,  por eso hay que orar como si todo dependiera de Dios  y trabajar como si todo dependiera de nosotros.